miércoles, 13 de octubre de 2010

Luciano Sposato:

¿Sabrías qué hacer si alquien que está con vos tiene un ACV?

El accidente cerebrovascular o ACV es más frecuente en mayores de 55 años pero puede ocurrir a cualquier edad, desde que vivimos en el útero materno hasta el último día de nuestras vidas. Por eso, nadie está exento y todos podemos ser víctimas. ¿Alguna vez te pusiste a pensar qué harías si algún ser querido o una persona que está junto a vos tuviera un ACV? Cuando alguien sufre un ACV la situación es confusa, se vive con nerviosismo y cuesta pensar fríamente. Para enfrentar una eventual situación como ésta hay que estar bien preparados. En este post te explico paso por paso, cómo actuar correctamente.

Primero tengo que contarte algunas cosas básicas sobre el ACV para ponernos en tema.

Tipos de ACV
Con el fin de no complicarnos demasiado podemos decir que existen dos tipos de ACV. El isquémico (infarto cerebral) es el más frecuente (80% de los casos) y ocurre cuando se produce la pérdida súbita de flujo sanguíneo cerebral, es decir, cuando se tapa una arteria y no llega más sangre al cerebro. El hemorrágico es menos frecuente (20% de los casos) y ocurre como consecuencia de la ruptura de una certería cerebral con la consecuente hemorragia dentro del cráneo.

Tratamiento del ACV
Existe un tratamiento que puede disminuir las secuelas ocasionadas por algunos ACVs isquémicos, aunque no disminuye su mortalidad. Se trata de una droga, el tPA (Actilyse®), que permite destapar la arterias mientras se está produciendo el infarto cerebral. Para ver cómo funciona les recomiendo mirar un video muy corto en este link. Se debe aplicar dentro de las primeras 4,5 horas desde que se han iniciado los síntomas. Con este fin, el paciente deberá llegar a un hospital que cuente con un tomógrafo y un equipo médico especializado en las primeras 3,5 horas. Cuanto antes se administre este tratamiento, más efectivo será, por lo que no se recomienda esperar ni un minuto para consultar. Además, por cada minuto que pasa una persona con un ACV, mueren 2 millones de neuronas. En algunos casos no es posible aplicarla porque el paciente está muy grave, tiene sangre en el cerebro o existe alguna otra contraindicación. Es importante que aunque no se pueda administrar este tratamiento existen muchas otras medidas cuyo efecto será mejor cuanto antes se inicien.

Síntomas del ACV
Todos los síntomas del ACV comienzan súbitamente. Con fines didácticos podemos dividirlos en 5 grupos:
Falta súbita de sensación, debilidad o parálisis repentinas en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo. Se trata del síntoma más frecuente.
Problemas repentinos para hablar o entender.
Problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos.
Dificultades para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación.
Dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad

Bueno, ahora que tenemos los conocimientos básicos podemos avanzar con los consejos sobre cómo estar preparados para el ACV. Son solo 5 pasos.

Paso 1 - Saber dónde consultar
Mi primer consejo es averiguar qué hospital, sanatorio o clínica está en condiciones de brindar la mejor atención para alguien que está sufriendo un ACV. Como ya vimos previamente, los minutos cuentan y lamentablemente la mayoría de los centros de atención médica en nuestro país no están preparados para hacer lo correcto. Si tenemos una obra social o pagamos por un plan de medicina prepaga, es recomendable que averigüemos qué clínica o sanatorio está preparado para administrar tPA o para recibir a un paciente con un ACV agudo. Les recomiendo que pregunten bien y que se aseguren que la persona que los atiende en el teléfono tenga idea de lo que están hablando. En caso de no contar con una obra social o prepaga debemos averiguar en qué hospital de nuestra ciudad pueden atendernos correctamente.

Paso 2 - Tener a mano el número del servicio de emergencias
Esto es fundamental. Las obras sociales y las empresas de medicina prepaga tienen sus propios sistemas. Para el sistema público de emergencias en la mayoría de los casos el número es el 107.

Paso 3 - Saber reconocer los síntomas
Una vez que tenemos este dato, debemos tratar de entender y recordar los síntomas típicos del ACV. Además de lo que está escrito más arriba, pueden ver el video instructivo de la Sociedad Neurológica Argentina en éste link. Existen 3 maniobras que todos podemos hacer para reconocer un ataque cerebral. Son solo 3 ejercicios que la persona con el posible ACV debe hacer. El primero consiste en repetir la siguiente frase: “El flan tiene frutillas y frambuesas”. Si la persona no puede decir la frase correctamente y esta dificultad es nueva, es muy probable que la causa sea un ACV. El segundo ejercicio consiste en hacer una sonrisa como se ve en la foto. Si la mueca es asimétrica (más acentuada de un lado que del otro) puede tratarse de un ACV, siempre y cuando esa asimetría no sea algo de toda la vida.

Por último debemos pedir a la persona que levante ambos brazos como se ve en la foto. Las palmas deben estar apuntando hacia el techo. Si alguno de los dos brazos cae o la palma rota hacia adentro, es posible que se trate de un ACV. En resumen, ante la anormalidad de cualquiera de estos 3 ejercicios, debemos sospechar que se trata de un ACV. Lo mismo aplica si la persona tiene cualquiera (al menos uno) de los 5 síntomas típicos.

Paso 4 - Llamar a la ambulancia
Si sospechamos que puede tratarse de un ACV lo que debemos hacer es llamar inmediatamente a la coordinación de emergencias y pedir que envíen una ambulancia con carácter de urgencia. Esto en algunos sistemas se llama “código rojo” aunque no todos aplican la misma terminología. Debemos preguntar cuánto tiempo tardará en llegar. Si la demora es mayor de 30 minutos, estamos frente a una disyuntiva. Por un lado, estamos perdiendo un tiempo precioso mientras esperamos. Es más, es posible que cuando llegue la ambulancia ya haya pasado el tiempo en el que es posible administrar el tPA. Si decidimos llevar a la persona por nuestros propios medios corremos el riesgo de que se descompense en el auto o en el taxi. A veces es preferible correr ese riesgo, y al menos estaremos más cerca del destino que si nos quedamos en casa. Recién después de haber llamado a la ambulancia podemos llamar al médico de cabecera o a algún familiar.

Paso 5 - Saber esperar
Si decidimos esperar a la ambulancia, debemos saber hacerlo. Saber esperar es mucho más que tener paciencia: lo primero que debemos hacer es acostar a la persona con un almohadón o varias almohadas, asegurándonos de que evitar que se caiga. Debe permanecer sobre uno de sus costados y con la cabeza en alto para evitar que la saliva o un eventual vómito se dirijan a la vía respiratoria. Mientras esperamos la llegada de la ambulancia no debemos proporcionar al paciente ningún tipo de medicación. Debemos evitar el uso de aspirina o cualquier medicación habitualmente indicada para el descenso de la presión arterial (antihipertensivos). Durante el ACV la presión arterial está alta como mecanismo de defensa y solo debe bajarse en el hospital bajo supervisión médica estricta cuando supera un límite determinado. No debe bajarse la presión arterial ni siquiera cuando la víctima tenga valores inusualmente elevados. Si la persona es diabética, debemos controlar su glucosa en sangre mediante la tira reactiva. Solo en el caso de que sea menor de 80 mg/dl deberíamos proporcionarle algún alimento o bebida con azúcar. Para ello la persona deberá estar perfectamente sentada, despierta y con el mentón lo más pegado al tórax posible (mirando hacia abajo) para prevenir una broncoaspiración (pasaje de líquido a la vía aérea). Por último, debemos recordar y anotar a qué hora comenzaron los síntomas porque esta información será muy útil para los médicos.

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