miércoles, 29 de junio de 2011

LA FUERZA A FONDO

El arcano de la Fuerza (una mujer dominando a un león), de la fortaleza, la firmeza, la bravura. El arrojo significa la fuerza divina que todo lo puede si sabe disciplinarse.
Para Jung simboliza <el inconsciente controlado por el consciente>, o sea, la mente inconsciente controlada, disciplinada y purificada por la mente consciente, lo que, en otras palabras, quiere decir la superación o amaestramiento de los instintos salvajes de la naturaleza o de la fuerza natural, el autocontrol de las pasiones materiales por lo espiritual y el sentido común, la fuerza bruta domada por la luz del alma.
Ánima dominando a la sombra, el espíritu controlando a la materia, con fuerza, decisión pero con la gracia de la persuasión, de la amabilidad y de los encantos personales, cual música que amansa a las fieras.
A partir de este momento los intereses de héroe se dirigirán más del mundo exterior al interior, las energías que hasta ahora se habían utilizado para adaptarse al mundo exterior empezarán a preocuparse más de su crecimiento interno. Los poderes que antes se dedicaban a la competitividad y a la supervivencia, ahora empiezan a moverse más hacia la unificación y el desarrollo futuro. Los problemas que pertenecían al lado masculino de la vida (el Logos) ceden paso ahora a la pregunta básica del instinto natural, que pertenece al reino de Eros, el principio femenino.
En la Fuerza (XI), aparece por primera vez una mujer mortal como figura central del drama. No es una mujer vulgar; está domando a un león. Su sombrero se parece al del Mago, debe poseer poderes mágicos ya que, como él, representa una figura interior y activa del inconsciente del héroe.
Debemos contemplar a esta mujer como el ánima, personaje arquetípico que simboliza el subconsciente del héroe, su parte femenina. Esta maga desempeñará el papel de iniciadora. Será ella la que actúe como mediadora entre el ego del héroe y los más primitivos poderes de su psique.
La Fuerza aparece caracterizada idealmente, sus vestidos sugieren refinamiento y educación, con sombrero parecido al del Mago, no tiene varita mágica. Su poder reside en sus manos, las cuales sostienen sin miedo alguno las fauces del león, indicando que su magia es más humana, personal y directa que la de su oponente masculino. Su misterioso poder reside en su propio ser como parte femenina e íntima
Su número once escrito en cifras romanas nos recuerda el monograma que los griegos atribuyeron a Cristo. La carta onceava tiene tras de sí la fuerza de las primeras diez cartas. La fuerza de esta dama es como la fuerza de diez debido a la pureza de su corazón.
Con ayuda, el héroe se dará cuenta de las fuerzas instintivas que lleva dentro. Aprenderá a sacrificar los poderes del ego a otro tipo de fuerza. Su conducta masculina se modificará mediante un acercamiento hacia lo femenino. Esa nueva fuerza de funcionar lejos de resultar afeminada, es muy poderosa. El coraje y la fuerza de la mujer, aquí representada por la Fuerza, resulta evidente. Éste ánima sin miedo alguno reside en un lugar muy profundo de la psique relativamente desconocida todavía para el joven héroe. No está bajo el control del ego consciente, por lo tanto solamente aparece libremente en sus sueños o visiones. Ella es la que le pondrá en contacto con la oscuridad de su bosque interior y con los salvajes que allá encontrará. Ella le ayudará a domesticar su naturaleza animal de modo que ya no se encuentre totalmente bajo su dominio.
En la Fuerza la naturaleza animal se nos presenta ahora como un enorme león, una bestia demasiado salvaje para que el héroe la haga frente directamente y a la vez demasiado peligrosa para que la ignore.
La maga es capaz de enfrentarse al león dedicándole las atenciones que necesita. Hablando simbólicamente, eso podría significar que la naturaleza humana del héroe es capaz de hacer frente a su naturaleza animal. Esa consciencia del ego no puede tratar directamente con las desconocidas fuerzas del inconsciente. Una relación entre esos dos aspectos de la psique sólo puede llevarse a cabo a través de la mediación del ánima.
El papel de lo femenino como influencia mediadora entre la consciencia humana y la psique primitiva tiene lugar, o se celebra, en innumerables cuentos de hadas y leyendas tales como <La bella y la Bestia>, <El Príncipe Rana>, <Eros y Psique> y <Una y el León>. En todas estas historias a través de la aceptación de la mujer, de su naturaleza salvaje, el animal no solamente es domado sino que es transformado.
Estos cuentos nos muestran la verdad poética de que, cuando la consciencia humana reconoce y acepta su indomable naturaleza primitiva, no sólo se libra del poder autónomo del instinto sino que se libera y transforma también todos sus aspectos instintivos, transformación que está teniendo lugar en nuestra serie del Tarot, como podemos ver comparando la Fuerza con la Rueda de la Fortuna.
En la Rueda las fuerzas instintivas son dos figuras patéticas o quizá cómicas atrapadas irremisiblemente y dominadas por una esfinge infrahumana coronada con una corona vulgar. El pequeño y siniestro animal imita al hombre en la expresión y el vestido y, al hacerlo, niega su propia naturaleza.
En esta carta, el león erguido y orgulloso dentro de su piel de animal, muestra libremente su esencia real. En la Rueda el factor más civilizado está representado por <un mono vestido> inadecuada y absurdamente, ahora el factor dominante se nos presenta como una figura humana digna y con poderes mágicos.
Jung decía que la primera mitad de la vida se dedica a la naturaleza y la segunda mitad a la cultura. La mujer que aquí aparece es refinada y culta. A pesar de que el león es el rey de la selva, ha de haber sido domado antes de llegar a la corte. Ese proceso de doma necesita de una conexión muy íntima entre la dama y el león. A diferencia del Mago –su oponente masculino- este mago no trabaja en medio de la calle para mostrar algo, sea lo que sea lo que suceda, es desde luego un drama más privado: su encuentro personal con el león.
Como cabe esperar. La magia de esta figura del ánima es más sutil y menos dramática que la del Mago. No manipula objetos y formas colocados sobre una mesa; su magia es la de la relación humana, se ocupa de lo concerniente a la persona, del contacto físico directo. Con las manos desnudas explora las dimensiones de la bestia y sus necesidades, mientras que al mismo tiempo le comunica su propia fe, esperanzas y ambiente. Si el león está hambriento, quizá la dama le dé de comer, pues sabe que si no recibe el alimento apropiado se la comerá de cuerpo y alma. Psicológicamente, eso podría significar que el aspecto erótico del hombre (su capacidad de relación) se vería arrasado. El héroe se vería totalmente poseído por un deseo arquetípico del poder, orgullo, coraje, o cualquier otro atributo del león.
Sin duda alguna, todos hemos tenido alguna vez la experiencia de ser “devorados” por algún afecto. Cada vez que intentamos dar la espalda a esa “bestial” parte de nosotros, ésta se vuelve más rabiosa y vengativa. Si ignoramos sus necesidades, nos podemos ver visitados por una enfermedad psicosomática. Todos los que se han sentido <fuera de sí> por rabia, <consumidos> por los celos o <poseídos> por la lujuria, no pueden imaginar que ellos estén realmente por encima de la bestia.
Si no queremos vernos sacudidos brutalmente por la bestia interior en contra de nuestra voluntad, no debemos dejar que se coloque a nuestra espalda. Más pronto o más tarde tendremos que prestarle atención, como lo hace la Dama de Fuerza, metiendo nuestras manos en sus fauces.
Cada vez que lancemos nuestro afecto hacia los demás, lanzamos algo que nos pertenece, la experiencia de la bestia <como nuestra bestia>, perdiendo así contacto con su fuerza.
Necesitamos contener nuestros afectos para llegar a contactar con ellos. La persona cuanto más pueda tomar consciencia de su naturaleza animal, menos se verá empujada a rechazar esta, sus rabias personales o sus luchas múltiples. Pero, como tenemos nuestra indómita bestia tratamos de evitar el encuentro con ese aspecto terrorífico de nosotros mismos. Es el miedo a la psique inconsciente lo que, no sólo impide el autoconocimiento, sino que es el mayor obstáculo para una comprensión más amplia y para el conocimiento de la psicología.
La Fuerza del Tarot no está asustada. Quizá observándola podamos hacernos una idea de cuanto mejor es acercarse y domar nuestro león interior.¿Qué hace esta dama exactamente con sus manos? Quizás esté cerrando la boca al león o abriéndosela dependiendo de las circunstancias.
Hay veces en las que el león de nuestros instintos necesita gritar o estirarse, enfurecerse y bramar o gemir celosamente; hay otras ocasiones en que los reyes (especialmente los reyes) necesitan aprender paciencia y moderación.
También se dice que cuando las manos de la dama abren la boca del león es para enseñarle la magia del hablar humano. Si eso es así, la bestia comparte con ella los secretos sin palabras de la naturaleza, ya que las dos figuras aparecen en un diálogo armonioso.
¿La carta titulada la Fuerza se refiere a la dama o al león? Quizá a ambos, su fuerza procede de un compromiso mutuo. Aunque la dama aparezca dominando al león, ella comparte su esencia. Nótese como la energía dorada de su fiereza sube a través de los brazos de ella iluminando su pecho, se acerca hacia la cabeza, donde permanece como una corona dorada en el centro de la lemniscata de su tocado. Con mucha intención, los motivos de esa pequeña corona se parecen mucho a los dientes del animal.
La mujer de la Fuerza se acerca a la fiera desde detrás, desde su lado inconsciente, el león se apoya contra la dama, los pies de ella así como sus vestidos, sugieren movimiento, la posibilidad de un toma y daca, de un ajuste a cualquier situación que pueda surgir.
<El Coraje del León es la Sabiduría de Dios>. Cada vez que nosotros hacemos frente con éxito a nuestro león interior, nos sentimos nutridos por esa experiencia. Tomar contacto con nuestras emociones nos pone fuera de nuestras casillas. Es algo que bombea sangre hacia nuestras venas. Como acabamos de ver, la dorada sustancia del león fluye a los brazos de la mujer, convirtiéndose en parte de ella misma. Domada por la magia de la mujer, la bestia nos ofrece libremente su miel. No necesita matarlo para lograr ese don. Después de este encuentro el héroe suele lucir como un tributo ya permanente, como un trofeo, algo perteneciente al animal: sus dientes, su piel o su pelo, simbolizando de esta manera que ya está imbuido en alguno de los atributos del adversario, sea la fuerza o la astucia. Quizá lo que busca nuestra Dama sea otro diente que añadir a los que ya luce en su corona.
Los leones se asocian generalmente con la sabiduría. Leo con su melena formada por rayos de sol, simboliza a menudo el sol celestial y la iluminación de la cabeza de Dios. El león es también símbolo de reencarnación, el instinto religioso.
Los animales salvajes son generalmente símbolo de autorrealización, puesto que son fieles a su naturaleza instintiva, la cual es pura e incorruptible ante la ambición así como ante cualquier otro aspecto negativo de los así llamados <hombres civilizados>.
El león con su corona y barba dorada, es un símbolo especialmente adecuado para el poder energizante de la psique, su sol central, el sí-mismo.
La dama de la Fuerza está tratando con una fuerza natural que puede ser domesticada e integrada en cierta manera ya que el león comparte escenario con la dama y actúa con ella.
El león personifica la autoridad instintiva, el querer del sí-mismo. Sin la sangre dorada del león en nuestras venas, seríamos marionetas que obedecen irracionalmente a los mandatos de los demás; sin la autoridad y guía de nuestro Emperador interior, estaríamos aún viviendo en las cavernas. Entre estos dos extremos, la dama maga actúa como mediadora. Los dominios de la fuerza, de la cultura, nutren las necesidades del individuo.
Un cambio en la consciencia humana no se puede producir de forma masiva; la psique humana es el único propietario de la consciencia.
Los leones, como todos los animales salvajes, indican emociones latentes. El león juega un importante papel en la alquimia con este mismo significado. Es un animal “fiero”, un emblema del diablo, y supone el peligro de ser devorado por el inconsciente.
Tanto en mitos como en fábulas, los dos aspectos, celestial y demoníaco de los animales aparecen repetidamente.
Si permitimos actuar a nuestros instintos, sin restricción, éstos pueden volverse contra nosotros y destrozarnos. El hombre primitivo tenía gran dificultad para controlar sus instintos, pues los tenía muy cerca de la superficie y no podía negarse a ellos. Ahora hemos ignorado nuestro aspecto instintivo durante tanto tiempo que a veces llegamos incluso a olvidar que existe, hasta que ruge en su jaula con la furia de un león hambriento. Nos guste o no nuestra naturaleza animal nos acompañará toda la vida. Debemos encontrar un camino, como sugiere la Fuerza del Tarot que nos permita compartir pacíficamente su compañía.
Los peligros que atemorizan al hombre civilizado son los instintos suprimidos o lesionados; los peligros que atemorizaban al hombre primitivo eran los impulsos desenfrenados. En ambos caos el “animal” se ve alienado de su naturaleza verdadera y para ambos la aceptación de su naturaleza animal es la condición para la plenitud y vivencia total de la vida. El hombre civilizado debe cuidar el animal que lleva dentro haciéndose su amigo.
Tenemos un camino que nos permite tomar contacto con el animal que llevamos dentro y ese camino son los sueños. Quizá nuestra alma animal herida y perdida viene a nuestro encuentro en los sueños buscando ayuda.
Con esta dama poderosa como guía, el héroe puede explotar a salvo la selva interior de su psique. Con su ayuda puede llegar a conocer al león y a todas las otras bestias primitivas que habitan en lo más recóndito de su ser.

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